PRIMERA PARTE
REBELIÓN DE LAS MASAS
I
HECHOS DE LAS AGLOMERACIONES
Este hecho es el
advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masas, por
definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia--> Rebelión de
las Masas
Aglomeración (lleno) -->
ej. Los trenes llenos de viajeros, los cafés llenos de consumidores
Lo que antes no solía ser
problema empieza a serlo casi de continuo: encontrar sitio
¿Qué es lo que vemos, y al
verlo nos sorprende tanto? Vemos la muchedumbre, como tal posesionada de los locales,
y utensilios creados por la civilización
Es que antes ninguno de
estos establecimientos y vehículos solían estar llenos, y ahora rebosan, queda
fuere gente afanosa de usufructuarlos. Aunque el hecho sea lógico, natural, no
puede desconocerse que antes no acontecía y ahora sí; por lo tanto, que ha
habido un cambio, una innovación, la cual justifica, por lo menos en el primer
momento, nuestra sorpresa
Sorprenderse, extrañarse,
es comenzar a entender. Es el deporte y el lujo especifico del intelectual
Mirar al mundo con los ojos
dilatados por la extrañeza
La aglomeración, el lleno,
no era antes frecuente. ¿Por qué lo es ahora?
Los componentes de esas
muchedumbres no han surgido de la nasa. Aproximadamente, el mismo número de
personas existía hace quince anos
Repartidos por el mundo en pequeños
grupos
Ahora, de pronto, aparecen
bajo la especie de la aglomeración, y nuestros ojos ven dondequiera muchedumbre
El concepto de muchedumbres
cuantitativo y visual
Masa social--> es
siempre una unidad de dos factores: minorías y masas
Minorías: Individuos o
grupos de individuos especialmente cualificados
La masa: es el conjunto de
personas no específicamente cualificadas (el hombre medio)
Hombre en cuanto no se
diferencia de otros hombres, sino que repite en si un tipo genérico
Se caracterizan por no ser
muchedumbre y masa, la coincidencia efectiva de sus miembros consiste en algún
deseo, idea o ideal, que por si solo excluye el gran numero
La masa puede definirse,
como hecho psicológico, sin necesidad de esperar a que aparezcan los individuos
en aglomeración
Masa es todo aquel que no
se valora a si mismo-en bien o mal- por razones especiales, sino el que se
siente <como todo el mundo> y, sin
embargo, no se angustia, se siente a saber el sentirse idéntico a los demás
Minorías selectivas-->
cree superior a los demás, sino el que se exige mas que los demás, aunque no
logre cumplir en su personas esas exigencias. Las que se exigen mucho y
acumulan sobre si mimas dificultades y deberes, y las que no se exigen nada especial,
sino que para ellas vivir es ser en cada instante lo que ya son
La división de la sociedad
en masas y minorías excelente no es, por lo tanto , una división en clases
sociales, sino que en clases de hombres, y no puede coincidir con la jerarquización
en clases superiores e inferiores
Las innovaciones políticas
de los más recientes anos no significan otra cosa que el imperio político de
las masas
La masa actúa directamente
sin ley, por medio de materiales presiones, imponiendo sus aspiraciones y sus
gustos
La masa arolla todo lo
diferente, egregio, individual, calificado y selecto
Quien no sea como todo el
mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado
II
LA SUBIDA DEL NIVEL HISTÓRICO
La historia del Imperio
romano es también la historia de la subversión, del imperio de las masas, que
absorben y anulan a las minorías dirigentes y se colocan en su lugar
1.
Las
masas ejercitan hoy un repertorio vital que coincide en gran parte con el que
antes parecía reservado exclusivamente a las minorías
2.
Al
propio tiempo, las masas se han hecho indóciles frente a las minorías: no las
obedecen, no las siguen, no las respetan, sino que, por el contrario, las den
de lado y las suplantan
Masas gozan de los placeres
y usan los utensilios por los grupos selectos y que antes solo estos
usufructuaban. Sienten apetitos y necesidades que antes se calificaban de
refinamientos, porque eran patrimonio de pocos
Las masas conocen y emplean
hoy, con relativa suficiencia, muchas de las técnicas que antes manejaban solo
individuos especializados
La soberanía del individuo
no cualificado, del individuo humano genérico y como tal, ha pasado, de idea o
ideal jurídico que era, a ser un estado psicológico constitutivo del hombre
medio. Y nótese bien: cuando algo que fue ideal se hace ingrediente de la
realidad, inexorable deja de ser ideal
Tenemos, pues, que la vida
del hombre medio esta ahora por el repertorio vital que antes caracterizaba
solo a las minorías de cada época
Si, pues, el nivel medio se
halla hoy donde antes solo tocaban las aristocracias, quiere decirse lisa y
llanamente que el nivel de la historia ha subido de pronto -tras de largas y
subterráneas preparaciones, pero en su manifestación, de pronto-, de un salto,
en una generación
En Europa solo los grupos
sobresalientes lograban adquirir, es lo que desde el siglo XVIII, prácticamente
desde siempre, acontecía en América
Europa se está americanizando
Influjo de América sobre Europa. Pero no: la verdad entra
ahora en colisión con la galantería, y debe triunfar. Europa no se ha
americanizado. No ha recibido aún influjo grande de América. Lo uno y lo otro,
si acaso, se inician ahora mismo; pero no se produjeron en el próximo pasado,
de que el presente es brote
Que por vez primera el europeo entiende la vida
americana, que antes le era un enigma y un misterio
Vivimos en sazón de nivelaciones: también se nivelan los
continentes. Y como el europeo se hallaba vitalmente más bajo, en esta
nivelación no ha hecho sino ganar
III
LA ALTURA DE LOS
TIEMPOS
Subida de todo el nivel histórico, y revela que la vida
media se mueve hoy en altura superior a la que ayer pisaba. Lo cual nos hace
caer en la cuenta de que la vida puede tener altitudes diferentes
Se dice, por ejemplo, que esta o la otra cosa no es
propia de la altura de los tiempos. En efecto: no el tiempo abstracto de la
cronología, que es todo él llano, sino el tiempo vital o que cada generación
llama «nuestro tiempo», tiene siempre cierta altitud, se eleva hoy sobre ayer,
o se mantiene a la par, o cae por debajo
Cada edad histórica manifiesta una sensación diferente
ante ese extraño fenómeno de la altitud vital, y me sorprende que no hayan reparado
nunca pensadores e historiógrafos en hecho tan evidente y sustancioso
Ha habido, pues, varias épocas en la historia que se han
sentido a sí mismas como arribadas a una altura plena, definitiva; tiempos en
que se cree haber llegado al término de un viaje, en que se cumple un afán
antiguo y planifica una esperanza
Según he dicho, lo esencial para que exista «plenitud de
los tiempos» es que un deseo antiguo, el cual venía arrastrándose anheloso y
querellante durante siglos, por fin un día queda satisfecho. Y, en efecto, esos
tiempos plenos son tiempos satisfechos de sí mismos; a veces, como en el siglo
XIX, archisatisfechos. Pero ahora caemos en la cuenta de que esos siglos tan
satisfechos, tan logrados, están muertos por dentro. La auténtica plenitud vital no consiste en la satisfacción, en el logro, en la arribada.
Ya decía Cervantes que «el camino es siempre mejor que la posada». Un tiempo
que ha satisfecho su deseo, su ideal, es que ya no desea nada más, que se le ha
secado la fontana del desear. Es decir, que la famosa plenitud es en realidad
una conclusión.
Proviene de que, fieles a una ideología, en mi opinión
periclitada, miran de la historia sólo la política o la cultura, y no advierten
que todo eso es sólo la superficie de la historia; que la realidad histórica
es, antes que eso y más hondo que eso, un puro afán de vivir, una potencia
parecida a las cósmicas; no la misma, pero sí hermana de la que inquieta al
mar, fecundiza a la fiera, pone flor en el árbol, hace temblar a la estrella.
Una vida que no prefiere otra ninguna de antes, de ningún
antes, por lo tanto, que se prefiere a sí misma, no puede en ningún sentido
serio llamarse decadente. A esto venía toda mi excursión sobre el problema de
la altitud de los tiempos. Pues acaece que precisamente el nuestro goza en este
punto de una sensación extrañísima; que yo sepa, única hasta ahora en la
historia conocida.
No es plenitud de los tiempos, y, sin embargo, se siente
sobre todos los tiempos idos y por encima de todas las conocidas plenitudes. No
es fácil de formular la impresión que de sí misma tiene nuestra época: cree ser
más que las demás, y a la par se siente como un comienzo, sin estar segura de
no ser una agonía.
IV
EL CRECIMIENTO DE
LA VIDA
El imperio de las masas y el ascenso de nivel, la altitud
del tiempo que él anuncia, no son, a su vez, más que síntomas de un hecho más
completo y general. Este hecho es casi grotesco e increíble en su misma y
simple evidencia. Es, sencillamente, que el mundo, de repente, ha crecido, y
con él y en él la vida
Según el principio físico de que las cosas están allí
donde actúan, reconoceremos hoy a cualquier punto del globo la más efectiva
ubicuidad. Esta proximidad de lo lejano, esta presencia de lo ausente, ha
aumentado en proporción fabulosa el horizonte de cada vida.
«Comprar», consiste primeramente en vivir las
posibilidades de compra como tales
Nuestra vida es, en todo instante y antes que nada,
conciencia de lo que nos es posible. Si en cada momento no tuviéramos delante
más que una sola posibilidad, carecería de sentido llamarla así. Sería más bien
pura necesidad
Toda vida es hallarse dentro de la «circunstancia» o
mundo. Porque este es el sentido originario de la idea «mundo». Mundo es el
repertorio de nuestras posibilidades vitales
Importa sólo hacer notar cómo ha crecido la vida del
hombre en la dimensión de potencialidad
En el orden intelectual, encuentra más caminos de posible
ideación, más problemas, más datos, más ciencias, más puntos de vista. Mientras
los oficios o carreras en la vida primitiva se numeran casi con los dedos de
una mano -pastor, cazador, guerrero, mago-, el programa de menesteres posibles
hoy es superlativamente grande
Vida humanaà crecimiento, de su avance cuantitativo o potencial. sentirse
con mayor potencialidad que nunca y parecerle todo lo pretérito afectado de
enanismo.
Porque son esas decadencias menguas parciales, relativas
a elementos secundarios de la historia -cultura y naciones-. Sólo hay una
decadencia absoluta: la que consiste en una vitalidad menguante; y ésta sólo
existe cuando se siente. Por esta razón me he detenido a considerar un fenómeno
que suele desatenderse: la conciencia o sensación de que toda época tiene de su
altitud vital
Nuestro tiempo se caracteriza por una extraña presunción de
ser más que todo otro tiempo pasado; más aún: por desentenderse de todo
pretérito, no reconocer épocas clásicas y normativas, sino verso a sí mismo
como una vida nueva superior a todas las antiguas e irreductible a ellas.
De aquí esa extraña dualidad de prepotencia e inseguridad
que anida en el alma contemporánea
Hoy, de puro parecernos todo posible, presentimos que es posible también lo peor: el retroceso, la barbarie, la decadencia. Por sí mismo no sería esto un mal síntoma: significaría que volvemos a tomar contacto con la inseguridad esencial a todo vivir
Hoy, de puro parecernos todo posible, presentimos que es posible también lo peor: el retroceso, la barbarie, la decadencia. Por sí mismo no sería esto un mal síntoma: significaría que volvemos a tomar contacto con la inseguridad esencial a todo vivir
No podrá extrañar que hoy el mundo parezca vaciado de
proyectos, anticipaciones e ideales. Nadie se preocupó de prevenirlos. Tal ha
sido la deserción de las minorías directoras, que se halla siempre al reverso
de la rebelión de las masas
V
UN DATO
ESTADÍSTICO
Diagnóstico de nuestro tiempo, de nuestra vida actual. Va
enunciada la primera parte de él, que puede resumirse así: nuestra vida, como repertorio
de posibilidades, es magnífica, exuberante, superior a todas las históricamente
conocidas
Circunstancia y decisión son los dos elementos radicales
de que se compone la vida. La circunstancia -las posibilidades- es lo que de
nuestra vida nos es dado e impuesto. Ello constituye lo que llamamos el mundo
Vivir es sentirse fatalmente forzado a ejercitar
la libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo. Ni un solo instante se
deja descansar a nuestra actividad de decisión. Inclusive cuando desesperados
nos abandonamos a lo que quiera venir, hemos decidido no decidir
Es, pues, falso decir que en la vida «deciden las circunstancias».
Al contrario: las circunstancias son el dilema, siempre nuevo, ante el cual
tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter
Vida colectivaà primero, un horizonte de posibilidades, y luego, una
resolución que elige y decide el modo efectivo de la existencia colectiva. Esta
resolución emana del carácter que la sociedad tenga, o, lo que es lo mismo, del
tipo de hombre dominante en ella. En nuestro tiempo domina el hombre-masa; es él
quien decide
Hoy acontece una cosa muy diferente. Si se observa la
vida pública de los países donde el triunfo de las masas ha avanzado más -son
los países mediterráneos-, sorprende notar que en ellos se vive políticamente
al día. El fenómeno es sobremanera extraño. El poder público se halla en manos
de un representante de masas. Estas son tan poderosas, que han aniquilado toda
posible oposición. Son dueñas del poder público en forma tan incontrastable y
superlativa
Así ha sido siempre el poder público cuando lo ejercieron
directamente las masas: omnipotente y efímero. El hombre-masa es el hombre cuya
vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque
sus posibilidades, sus poderes, sean enormes
Y este tipo de hombre decide en nuestro tiempo
La clave para este análisis se encuentra cuando, retrocediendo
al comienzo de este ensayo, nos preguntamos: ¿De dónde han venido todas estas
muchedumbres que ahora llenan y rebosan el escenario histórico?
Ésta es la que ahora nos importa. Porque esa vertiginosidad
significa que han sido proyectados a bocanadas sobre la historia montones y montones
de hombres en ritmo tan acelerado, que no era fácil saturarlos de la cultura
tradicional
Hecho tan exuberante nos fuerza, si no preferimos ser
dementes, a sacar estas consecuencias: primera, que la democracia liberal
fundada en la creación técnica es el tipo superior de vida pública hasta ahora
conocido; segunda, que ese tipo de vida no será el mejor imaginable, pero el
que imaginemos mejor tendrá que conservar lo esencial de aquellos principios;
tercera, que es suicida todo retorno a formas de vida inferiores a la del siglo
XIX
VI
COMIENZA LA
DISECCIÓN DEL HOMBRE-MASA
¿Cómo es este hombre-masa que domina hoy la vida pública?
-la política y la no política-. ¿Por qué es como es?; quiero decir, ¿cómo se ha
producido?
Es falso decir que la historia no es previsible. Innumerables
veces ha sido profetizada. Si el porvenir no ofreciese un flanco a la profecía,
no podría tampoco comprendérsele cuando luego se cumple y se hace pasado
Órdenes elementales y decisivos, la vida se presentó al
hombre nuevo exenta de impedimentos
Pero es aún más clara la contraposición de situaciones si
de lo material pasamos a lo civil y moral
Jamás en toda la historia había sido puesto el hombre en
una circunstancia o contorno vital que se pareciera ni de lejos al que esas
condiciones determinan. Se trata, en efecto, de una innovación radical en el
destino humano, que es implantada por el siglo XIX. Se crea un nuevo escenario
para la existencia del hombre, nuevo en lo físico y en lo social. Tres principios
han hecho posible ese nuevo mundo: la democracia liberal, la experimentación
científica y el industrialismo
Hombre medio -a la gran masa social- en condiciones de
vida radicalmente opuestas a las que siempre le habían rodeado
Esto nos lleva a apuntar en el diagrama psicológico del
hombre-masa actual dos primeros rasgos: la libre expansión de sus deseos
vitales -por lo tanto, de su persona y la radical ingratitud hacia cuanto ha
hecho posible la facilidad de su existencia
Pero las nuevas masas se encuentran con un paisaje lleno
de posibilidades y, además, seguro, y todo ello presto, a su disposición, sin
depender de su previo esfuerzo
Estas masas mimadas son lo bastante poco inteligentes
para creer que esa organización material y social, puesta a su disposición como
el aire, es de su mismo origen, ya que tampoco falla, al parecer, y es casi tan
perfecta como la natural
No les preocupa más que su bienestar, y, al mismo tiempo,
son insolidarias de las causas de ese bienestar. Como no ven en las ventajas de
la civilización un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes
esfuerzos y cautelas se pueden sostener, creen que su papel se reduce a exigirlas
perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos
VII
VIDA NOBLE Y VIDA
VULGAR, O ESFUERZO E INERCIA
Por lo pronto somos aquello que nuestro mundo nos invita
a ser, y las facciones fundamentales de nuestra alma son impresas en ella por el
perfil del contorno como por un molde. Naturalmente, vivir no es más que tratar
con el mundo
Nunca el hombre-masa hubiera apelado a nada fuera de él
si la circunstancia no le hubiese forzado violentamente a ello. Como
ahora la circunstancia no le obliga, el eterno hombre-masa, consecuente con su
índole, deja de apelar y se siente soberano de su vida. En cambio, el hombre
selecto o excelente está constituido por una íntima necesidad de apelar de sí
mismo a una norma más allá de él, superior a él, a cuyo servicio libremente se
pone
Para mí, nobleza es sinónimo de vida esforzada, puesta
siempre a superarse a sí misma, a trascender de lo que ya es hacia lo que se
propone como deber y exigencia. De esta manera, la vida noble queda
contrapuesta a la vida vulgar o inerte, que, estáticamente, se recluye en sí
misma, condenada a perpetua inmanencia, como una fuerza exterior no la obligue
a salir de sí. De aquí que llamemos masa a este modo de ser hombre, no tanto
porque sea multitudinario, cuanto porque es inerte
Por otra parte, es ilusorio pensar que el hombre medio
vigente, por mucho que haya ascendido su nivel vital en comparación con el de
otros tiempos, va a poder regir por sí mismo el proceso de la civilización.
Digo proceso, no ya progreso. El simple proceso de mantener la
civilización actual es superlativamente complejo y requiere sutilezas incalculables.
Mal puede gobernarlo este hombre medio que ha aprendido a usar muchos aparatos
de civilización, pero que se caracteriza por ignorar de raíz los principios
mismos de la civilización
VIII
POR QUÉ LAS MASAS
INTERVIENEN EN TODO, Y POR QUÉ SOLO INTERVIENEN VIOLENTAMENTE
Sostengo que en esa obliteración de las almas
medias consiste la rebeldía de las masas, en que a su vez consiste el
gigantesco problema planteado hoy a la humanidad
El hombre-masa se siente perfecto. Un hombre
de selección, para sentirse perfecto, necesita ser especialmente vanidoso, y la
creencia en su perfección no está consustancialmente unida a él, no es ingenua,
sino que llega de su vanidad, y aun para él mismo tiene un carácter ficticio,
imaginario y problemático
Hoy, en cambio, el hombre medio tiene las «ideas»
más taxativas sobre cuanto acontece y debe acontecer en el universo
La idea es un jaque a la verdad. Quien quiera
tener ideas necesita antes disponerse a querer la verdad y aceptar las reglas
de juego que ella imponga. No vale hablar de ideas u opiniones donde no se
admite una instancia que las regula, una serie de normas a que en la discusión
cabe apelar
El más y el menos de cultura se mide por la
mayor o menor precisión de las normas. Donde hay poca, regulan éstas la vida
sólo grosso modo; donde hay mucha, penetran hasta el detalle en el
ejercicio de todas las actividades
Manifestación más palpable del nuevo modo de
ser las masas, por haberse resuelto a dirigir la sociedad sin capacidad para
ello
Acatamiento de normas objetivas, desde la conversación
hasta el Parlamento, pasando por la ciencia. Esto quiere decir que se renuncia
a la convivencia de cultura, que es una convivencia bajo normas, y se retrocede
a una convivencia bárbara
IX
PRIMISTISMO Y
TÉCNICA
La rebelión de las masas puede, en efecto, ser
tránsito a una nueva y sin par organización de la humanidad, pero también puede
ser una catástrofe en el destino humano
Adquiere mayor intensidad en los «momentos críticos»,
como es el presente. Y así, los síntomas de nueva conducta que bajo el imperio
actual de las masas van apareciendo y agrupábamos bajo el título de «acción
directa», pueden anunciar también futuras perfecciones
Spengler: la «cultura», y en general de la historia, es tan remota
de la presupuesta en este ensayo, que no es fácil, ni aun para rectificarlas,
traer aquí a comento sus conclusiones. La técnica puede seguir viviendo cuando
ha muerto el interés por los principios de la cultura
La ciencia no existe si no interesa en su pureza y por
ella misma, y no puede interesar si las gentes no continúan entusiasmadas con
los principios generales de la cultura
Pero las ciencias experimentales sí necesitan de la masa,
como ésta necesita de ellas
X
PRIMITISMO E
HISTORIA
La naturaleza está siempre ahí. Se
sostiene a sí misma
Los ha llamado «los pueblos de la perpetua aurora», los
que se han quedado en una alborada detenida
Pero no pasa en el mundo que es civilización, como el
nuestro. La civilización no está ahí, no se sostiene a sí misma. Es artificio y
requiere un artista o artesano. Si usted quiere aprovecharse de las ventajas de
la civilización, pero no se preocupa usted de sostener la civilización..., se
ha fastidiado usted. En un dos por tres se queda usted sin civilización
Las relaciones entre la civilización y lo que quedó tras
ella -la naturaleza-, entre lo racional y lo cósmico
El hombre-masa cree que la civilización en que ha nacido
y que usa es tan espontánea y primigenia como la naturaleza, e ipso facto se
convierte en primitivo. La civilización se le antoja selva
Los principios en que se apoya el mundo civilizado -el
que hay que sostener- no existen para el hombre medio actual. No le interesan
los valores fundamentales de la cultura, no se hace solidario de ellos, no está
dispuesto a ponerse en su servicio
Quien aspire verdaderamente a crear una nueva realidad
social o política necesita preocuparse ante todo de que esos humildísimos
lugares comunes de la experiencia histórica queden invalidados por la situación
que él suscita
Uno y otro -bolchevismo y fascismo- son dos
seudoalboradas; no traen la mañana de mañana, sino la de un arcaico día, ya usado
una y muchas veces; son primitivismo. Y esto serán todos los movimientos que
recaigan en la simplicidad de entablar un pugilato con tal o cual porción del
pasado, en vez de preceder a su digestión
Hoy triunfa el hombre-masa y, por lo tanto, sólo intentos
por él informados, saturados de su estilo primitivo, pueden celebrar una
aparente victoria
XI
LA ÉPOCA DEL “SENORITO
SATISFECHO”
La historia europea parece, por vez primera, entregada a
la decisión del hombre vulgar como tal. O dicho en voz activa: el hombre
vulgar, antes dirigido, ha resuelto gobernar el mundo
Estructura psicológica de este nuevo tipo de hombre-masa:
- limitaciones trágicas; una impresión nativa y radical de que la vida es fácil, sobrada, sin
- le invita a afirmarse a sí mismo tal cual es
- intervendrá en todo imponiendo su vulgar opinión sin miramientos, contemplaciones, trámites ni reservas
El ataque a fondo vendrá luego, tal vez muy pronto, en
forma muy distinta de la que este ensayo reviste. El ataque a fondo tiene que
venir en forma que el hombre-masa no pueda precaverse contra él, lo vea ante sí
y no sospeche que aquello, precisamente aquello, es el ataque a fondo
Ilusoriamente a creer que una vida nacida en un mundo
sobrado sería mejor, más vida y de superior calidad a la que consiste
precisamente en luchar con la escasez
<<ARISTOCRACIA HEREDITARIA>>
La forma más contradictoria de la vida humana que puede
aparecer en la vida humana es el «señorito satisfecho». Por eso, cuando se hace
figura predominante, es preciso dar la voz de alarma y anunciar que la vida se
halla amenazada de degeneración; es decir, de relativa muerte. Según esto, el
nivel vital que representa la Europa de hoy es superior a todo el pasado
humano; pero si se mira el porvenir, hace temer que ni conserve su altura, ni
produzca otro nivel más elevado, sino, por el contrario, que retroceda y recaiga
en altitudes inferiores
Lo único que cabe es negarse a hacer eso que hay que
hacer; pero esto no nos deja en franquía para hacer otra cosa que nos dé la
gana. En este punto poseemos sólo una libertad negativa de albedrío -la
voluntad-
Señorito satisfecho se caracteriza por «saber» que
ciertas cosas no pueden ser y, sin embargo, y por lo mismo, fingir con sus
actos y palabras la convicción contraria
El contorno lo mima, porque es «civilización» -esto es,
una casa-, y el «hijo de familia» no siente nada que le haga salir de su temple
caprichoso, que incite a escuchar instancias externas superiores a él, y mucho
menos que le obligue a tomar contacto con el fondo inexorable de su propio
destino
XII
LA BARBARIE DEL “ESPECIALISMO”
La tesis era que la civilización del siglo XIX ha
producido automáticamente el hombre-masa
Puede resumirse en dos grandes dimensiones: democracia
liberal y técnica. Tomemos ahora sólo la última. La técnica contemporánea nace
de la copulación entre el capitalismo y la ciencia experimental. No toda técnica
es científica
No cabe dudar de que la técnica -junto con la democracia
liberal- haya engendrado al hombre-masa
Por «masa» -prevenía yo al principio- no se entiende
especialmente al obrero; no designa aquí una clase social, sino una clase o
modo de ser hombre que se da hoy en todas las clases sociales, que por lo mismo
representa a nuestro tiempo, sobre el cual predomina e impera
«Hombre ciencia», cima de la humanidad europea: el
prototipo del hombre-masa. Y no por casualidad, ni por defecto unipersonal de
cada hombre de ciencia, sino porque la ciencia misma -raíz de la civilización-
lo convierte automáticamente en hombre-masa; es decir, hace de él un primitivo,
un bárbaro moderno
Hombre Nuevo: era una configuración humana sin par en
toda la historia
Al especializarlo, la civilización le ha hecho hermético
y satisfecho dentro de su limitación; pero esta misma sensación íntima de dominio
y valía le llevará a querer predominar fuera de su especialidad
Ellos simbolizan, y en gran parte constituyen, el imperio
actual de las masas, y su barbarie es la causa inmediata de la desmoralización
europea
«Hombre de ciencia», cima de nuestra actual civilización.
También él cree que la civilización está ahí, simplemente, como la
corteza terrestre y la selva primigenia
XIII
EL MAYOR PELIGRO,
EL ESTADO
Ha venido al mundo para ser dirigida, influida,
representada, organizada -hasta para dejar de ser masa o, por lo menos, aspirar
a ello-. Pero no ha venido al mundo para hacer todo eso por sí
Cuando la masa actúa por sí misma, lo hace sólo de una
manera, porque no tiene otra: Lincha
El Estado contemporáneo es el producto más visible y
notorio de la civilización. Y es muy interesante, es revelador, percatarse de
la actitud que ante él adopta el hombre masa
Este es el mayor peligro que hoy amenaza a la
civilización: la estatifícación de la vida, el intervencionismo del Estado, la
absorción de toda espontaneidad social por el Estado; es decir, la anulación de
la espontaneidad histórica, que en definitiva sostiene, nutre y empuja los
destinos humanos
La masa se dice: «El Estado soy yo», lo cual es un
perfecto error. El Estado es la masa
SEGUNDA PARTE
¿QUIEN MANDA EN EL MUNDO?
1
2
3
4
5
6
7
8
9
SEGUNDA PARTE
¿QUIEN MANDA EN EL MUNDO?
XIV
¿QUIÉN MANDA EN
EL MUNDO?
La civilización europea -he repetido una y otra vez ha
producido automáticamente la rebelión de las masas
la rebelión de las masas es una y misma cosa con el
crecimiento fabuloso que la vida humana ha experimentado en nuestro tiempo.
Pero el reverse del mismo fenómeno es tremebundo; mirada por esa haz, la
rebelión de las masas es una y misma cosa con la desmoralización radical de la
humanidad. Miremos ésta ahora desde nuevos puntos de vista
La sustancia o índole de una nueva época histórica es
resultante de variaciones internas del hombre y su espíritu- o externas
-formales y como mecánicas-. Entre estas últimas, la más importante, casi sin
duda, es el desplazamiento del poder. Pero éste trae consigo un desplazamiento
del espíritu
Europa mandaba, y bajo su unidad de mando el mundo vivía
con un estilo unitario, o al menos progresivamente unificado.
Ese estilo de vida suele denominarse «Edad Moderna»,
nombre gris e inexpresivo bajo el cual se oculta esta realidad: época de la
hegemonía europea
Esa relación estable y normal entre hombres que se llama
«mando» no descansa nunca en la fuerza, sino al revés: porque un hombre
o grupo de hombres ejerce el mando, tiene a su disposición ese aparato o
máquina social que se llama «fuerza»
El hecho de que la opinión pública es la fuerza radical
que en las sociedades humanas produce el fenómeno de mandar es cosa tan antigua
y perenne Como el hombre mismo
El Estado es, en definitiva, el estado de la opinión: una
situación de equilibrio, de estática
Lo que pasa es que a veces la opinión pública no existe.
Una sociedad dividida en grupos discrepantes, cuya fuerza de opinión queda
recíprocamente anulada, no da lugar a que se constituya un mando
Esto nos lleva a caer en la cuenta de que mando significa
prepotencia de una opinión; por lo tanto, de un espíritu; de que mando no es, a
la postre, otra cosa que poder espiritual
El Estado o poder público primero que se forma en Europa
es la Iglesia -con su carácter específico y ya nominativo de «poder espiritual»
De este modo luchan dos poderes igualmente espirituales
que, no pudiendo diferenciarse en la sustancia -ambos son espíritu-, vienen al
acuerdo de instalarse cada uno en un modo del tiempo: el temporal y el eterno.
Poder temporal y poder religioso son idénticamente espirituales; pero el uno es
espíritu del tiempo -opinión pública intramundana y cambiante-, mientras el
otro es espíritu de eternidad -la opinión de Dios, la que Dios tiene sobre el
hombre y sus destinos
Durante varios siglos ha mandado en el mundo Europa, un
conglomerado de pueblos con espíritu afín
Pero, en cambio, se opina poco. No carecen de delicia
tiempos así. Pero en los grandes tiempos es de la opinión de lo que vive la
humanidad, y por eso hay orden
La pretensión de decir qué es lo que ahora pasa en el
mundo ha de entenderse, pues, como ironizándose a sí misma
Por eso, si revisamos a su luz todo el pasado de la
filosofía hasta Kant, nos parecerá que en el fondo todos los filósofos
han dicho lo mismo. Ahora bien: todo el descubrimiento filosófico no es más que
un descubrimiento y un traer a la superficie lo que estaba en el fondo
Yo no he dicho que Europa haya dejado de mandar, sino
estrictamente que en estos años Europa siente graves dudas sobre si manda o no,
sobre si mañana mandará
Se ha hablado mucho en estos años de la decadencia de
Europa
En los capítulos anteriores he intentado filiar un nuevo
tipo de hombre que hoy
Predomina en el mundo: le he llamado hombre-masa, y he
hecho notar que su principal característica consiste en que, sintiéndose
vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias
superiores a él. Era natural que si ese modo de ser predomina dentro de cada
pueblo, el fenómeno se produzca también cuando miramos el conjunto de las naciones
Pero lo que ahora pasa en Europa es cosa insalubre y
extraña. Los mandamientos europeos han perdido vigencia sin que otros se
vislumbren en el horizonte. Europa -se dice deja de mandar, y no se ve quién
pueda sustituirla. Por Europa se entiende, ante todo y propiamente, la trinidad
Francia, Inglaterra, Alemania. En la región del globo que ellas ocupan ha
madurado el módulo de existencia humana conforme al cual ha sido organizado el mundo.
Si, como ahora se dice, esos tres pueblos están en decadencia y su programa de
vida ha perdido validez, no es extraño que el mundo se desmoralice
Sin mandamientos que nos obliguen a vivir de un cierto
modo, queda nuestra vida en pura disponibilidad
El camouflage es, por esencia, una realidad que no
es la que parece
En todo hecho de camouflage histórico hay dos
realidades que se superponen: una profunda, efectiva, sustancial; otra
aparente, accidental y de superficie
Por razones distintas que Rusia, los Estados Unidos
significan también un caso de esa específica realidad histórica que llamamos
«pueblo nuevo»
La función de mandar y obedecer es la decisiva en toda
sociedad. Como ande en ésta turbia la cuestión de quién manda y quién obedece,
todo lo demás marchará impura y torpemente
Pero como es social en su más elemental textura, queda
trastornado en su índole privada por mutaciones que en rigor sólo afectan inmediatamente
a la colectividad
La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar
puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o
trivial. Se trata de una condición extraña, pero inexorable, escrita en nuestra
existencia. Por un lado, vivir es algo que cada cual hace por si y para si. Por
otro lado, si esa vida mía, que sólo a mí me importa, no es entregada por mí a algo,
caminará desvencijada, sin tensión y sin «forma»
Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una
meta. La meta no es mi caminar, no es mi vida; es algo a que pongo ésta y que
por lo mismo está fuera de ella, más allá. Si me resuelvo a andar sólo por
dentro de mi vida, egoístamente, no avanzo, no voy a ninguna parte; doy vueltas
y revueltas en un mismo lugar. Esto es el laberinto, un camino que no lleva a nada,
que se pierde en sí mismo, de puro no ser más que caminar por dentro de sí
No se manda en seco. El mando consiste en una presión que
se ejerce sobre los demás. Pero no consiste sólo en esto. Si fuera esto sólo,
sería violencia
No es tan fácil como se cree ser puro egoísta, y nadie
siéndolo ha triunfado jamás
La vida creadora supone un régimen de alta higiene, de
gran decoro, de constantes estímulos, que excitan la conciencia de la dignidad.
La vida creadora es vida enérgica, y esta sólo es posible en una de estas dos
situaciones: o siendo uno el que manda, o hallándose alojado en un mundo donde
manda alguien a quien reconocemos pleno derecho para tal función; o mando yo, u
obedezco
Ya es sorprendente el detalle de que esta decadencia no
haya sido notada primeramente por los extraños, sino que el descubrimiento de
ella se deba a los europeos mismos
La idea ha tenido buena prensa, y hoy todo el mundo habla
de la decadencia europea como de una realidad inconcusa
Esas fronteras fatales de la Economía actual alemana,
inglesa, francesa, son las fronteras políticas de los Estados respectivos
La sensación de menoscabo, de impotencia, que abruma
innegablemente estos años a la vitalidad europea, se nutre de esa desproporción
entre el tamaño de la potencialidad europea actual y el formato de la
organización política en que tiene que actuar
La situación auténtica de Europa vendría, por lo tanto, a
ser esta: su magnífico y largo pasado la hace llegar a un nuevo estadio de vida
donde todo ha crecido; pero a la vez las estructuras supervivientes de ese
pasado son enanas e impiden la actual expansión
Griegos y latinos aparecen en la historia alojados, como
abejas en su colmena, dentro de urbes, de poleis
Étnico entre aquellos pueblos protohistóricos y estas
extrañas comunidades, que aportan al repertorio humano una gran innovación: la
de construir una plaza pública, y en torno una ciudad cerrada al campo. Porque,
en efecto, la definición más certera de lo que es la urbe y la polis se parece
mucho a la que cómicamente se da del canon: toma usted un agujero, lo rodea de
alambre muy apretado, y eso es un cañón
Hasta entonces sólo existía un espacio: el campo, y en él
se vivía con todas las consecuencias que esto trae para el ser del hombre
Hasta Alejandro y César, respectivamente, la historia de
Grecia y de Roma consiste en la lucha incesante entre esos dos espacios: entre
la ciudad racional y el campo vegetal, entre el jurista y el labriego, entre el
ius y el rus
Con esto quiero decir que el Estado no es una forma de
sociedad que el hombre se encuentra dada y en regale, sino que necesita
fraguarla penosamente. No es como la horda o la tribu y demás sociedades
fundadas en la consanguinidad que la naturaleza se encarga de hacer sin
colaboración con el esfuerzo humano. Al contrario, el Estado comienza cuando el
hombre se afana por evadirse de la sociedad nativa dentro de la cual la sangre
lo ha inscrito
La forma social de cada una sirve sólo para una
convivencia interna. Esto indica que en el pasado vivieron efectivamente
aisladas cada una por sí y para sí, sin más que contactos excepcionales con las
limítrofes. Pero a este aislamiento efectivo ha sucedido de hecho una
convivencia externa, sobre todo económica
No hay creación estatal si la mente de ciertos pueblos no
es capaz de abandonar la estructura tradicional de una forma de convivencia y,
además, de imaginar otra nunca sida
El griego y el romano, capaces de imaginar la ciudad que
triunfa de la dispersión campesina, se detuvieron en los muros urbanos. Hubo
quien quiso llevar las mentes grecorromanas más allá, quien intentó libertarlas
de la ciudad; pero fue vano empeño. La cerrazón imaginativa del romano,
representada por Bruto, se encargó de asesinar a César –la mayor fantasía de la
antigüedad
Cabezas claras, lo que se llama cabezas claras, no hubo
probablemente en todo el mundo antiguo más que dos: Temístocles y César; dos
políticos. La cosa es sorprendente, porque, en general, el político, incluso el
famoso, es político precisamente porque es torpe
De suerte que la claridad de la ciencia no está tanto en
la cabeza de los que la hacen como en las cosas de que hablan. Lo esencialmente
confuso, intrincado, es la realidad vital concreta, que es siempre única
El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas
«ideas» fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo
en ellas es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a
saber, que vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha empezado a
encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme
Un régimen electoral es estúpido cuando es falso. Había
que votar en la ciudad. Ya los ciudadanos del campo no podían asistir a los
comicios. Pero mucho menos los que vivían repartidos por todo el mundo romano
César no ha explicado nunca su política, sino que se
entretuvo en hacerla. Daba la casualidad de que era precisamente César, y no el
manual de cesarismo que suele venir luego. No tenemos más remedio, si queremos
entender aquella política, que tomar sus actos y darle su nombre. El secrete
está en su hazaña capital: la conquista de las Galias. Para emprenderla tuvo
que declararse rebelde frente al poder constituido. ¿Por qué?
Constituían el poder los republicanos, es decir, los
conservadores, los fieles al Estadociudad. Su política puede resumirse en dos
cláusula: Primera, los trastornos de la vida pública romana provienen de su
excesiva expansión
Significa, simplemente, un cronismo incompleto; manco del
ala futurista y con hipertrofia de antaños. Los europeos hemos gravitado desde
siempre hacia el futuro y sentimos que es esta la dimensión más sustancial del
tiempo, el cual, para nosotros, empieza por el «después» y no por el «antes». Se
comprende, pues, que al mirar la vida grecorromana nos parezca acrónica
¡República, monarquía! Dos palabras que en la historia
cambian constantemente de sentido auténtico, y que por lo mismo es
preciso en todo instante triturar para cerciorarse de su eventual enjundia
La realidad que llamamos Estado no es la espontánea
convivencia de hombres que la consanguinidad ha unido. El Estado empieza cuando
se obliga a convivir a grupos nativamente separados
Los pueblos nuevos cambian con suma facilidad de terruño,
o por lo menos amplían y reducen el que ocupaban. Tampoco son unidades étnicas -gentes,
nationes-. Por muy lejos que recurramos, los nuevos Estados aparecen ya
formados por grupos de natividad independiente. Son combinaciones de sangres
distintas
Está bien que un diplomático emplee en su esgrima astuta
este concepto de fronteras naturales, como ultima ratio de sus
argumentaciones. Pero un historiador no puede parapetarse tras él como si fuese
un reducto definitivo. Ni es definitivo ni siquiera suficientemente específico
No se olvide cuál es, rigurosamente planteada, la cuestión.
Se trata de averiguar qué es el Estado nacional -lo que hoy solemos llamar
nación-, a diferencia de otros tipos de
Estado, como el Estado-ciudad o, yéndonos al otro extreme,
como el Imperio que Augusto fundó
Ni la sangre ni el idioma hacen al Estado nacional; antes
bien, es el Estado nacional quien nivela las diferencias originarias del glóbulo
rojo y su articulado. Y siempre ha acontecido así. Pocas veces, por no decir
nunca, habrá el Estado coincidido con una identidad previa de sangre o
idioma
La idea de «frontera natural» implica, pues, ingenuamente,
como mas natural aún que la frontera, la posibilidad de la expansión y fusión ilimitadas
entre los pueblos. Por lo visto, sólo un obstáculo material les pone un freno
Las fronteras han servido para consolidar en cada momento
la unificación política ya lograda. No han sido, pues, principio de la nación,
sino al revés; al principio fueron estorbo, y luego, una vez allanadas, fueron
medio material para asegurar la unidad
El Estado es siempre, cualquiera que sea su forma -primitiva,
antigua, medieval o moderna-, la invitación que un grupo de hombres hace a otros
grupos humanos para ejecutar juntos una empresa
Las diferentes clases de Estado nacen de las maneras
según las cuales el grupo empresario establezca la colaboración con los otros.
Así, el Estado antiguo no acierta nunca a fundirse con los otros. Roma
manda y educa a los italiotas y a las provincias; pero no los eleva a unión
consigo
Tendencia política tal avanzará inexorablemente hacia
unificaciones cada vez más amplias, sin que haya nada que en principio la
detenga. La capacidad de fusión es ilimitada
Es curioso notar que al definir la nación fundándola en
una comunidad de pretérito se acaba siempre por aceptar como la mejor la
fórmula de Renán, simplemente porque en ella se añade a la sangre, el idioma y
las tradiciones comunes un atributo nuevo, y se dice que es un «plebiscito
cotidiano»
«Tener glorias comunes en el pasado, una voluntad común
en el presente; haber hecho juntos grandes cosas, querer hacer otras más: he
aquí las condiciones esenciales para ser un pueblo... En el pasado, una
herencia de glorias y remordimientos; en el porvenir, un mismo programa que
realizar... La existencia de una nación es un plebiscito cotidiano.»
Quiérase o no, la vida humana es constante ocupación con
algo futuro. Desde el instante actual nos ocupamos del que sobreviene. Por eso
vivir es siempre, siempre, sin pausa ni descanso
Inclusive cuando nos entregamos a recordar. Hacemos memoria
en este segundo para lograr algo en el inmediato, aunque no sea más que el
placer de revivir el pasado. Este modesto placer solitario se nos presentó hace
un momento como un futuro deseable; por eso lo hacemos. Conste, pues: nada
tiene sentido para el hombre sino en función del porvenir
La nación como excelente programa para mañana. El
plebiscito decide un futuro. Que en este caso el futuro consista en una perduración
del pasado no modifica lo más mínimo la cuestión; únicamente revela que también
la definición de Renán es arcaizante.
Por lo tanto, el Estado nacional representaría un
principio estatal más próximo a la pura idea de Estado que la antigua polis o
que la «tribu» de los árabes, circunscrita por la sangre
Estado nacional una estructura histórica de carácter
plebiscitario. Todo lo que además de eso parezca ser, tiene un valor transitorio
y cambiante, representa el contenido o la forma, o la consolidación que en cada
momento requiere el plebiscito. Renán encontró la mágica palabra, que revienta
de luz
Renán anula o poco menos su acierto, dando al plebiscito
un contenido retrospectivo que se refiere a una nación ya hecha, cuya
perpetuación decide. Yo preferiría cambiarle el signo y hacerle valer para la
nación in statu nascendi
Otra cosa mostraría claramente ese estudio: las empresas
estatales de los antiguos, por lo mismo que no implicaban la adhesión de los
grupos humanos sobre que se intentaban, por lo mismo que el Estado propiamente
tal quedaba siempre inscrito en una limitación fatal - tribu o urbe-, eran
prácticamente ilimitadas
El peculiar instinto occidental, que hace sentir el
Estado como fusión de varios pueblos en una unidad de convivencia política y
moral, comienza a actuar sobre los grupos más próximos geográfica, étnica y
lingüísticamente
Es el período en que el proceso nacional toma un aspecto
de exclusivismo, de cerrarse hacia dentro del Estado; en suma, lo que hoy
llamamos nacionalismo. Pero el hecho es que mientras se siente políticamente
a los otros como extraños y contrincantes, se convive económica,
intelectual y moralmente con ellos
La historia destacó en primer término las querellas, y en
general la política, que es el terreno más tardío para la espiga de la unidad; pero
mientras se batallaba en una gleba, en cien se comerciaba con el enemigo, se cambiaba
ideas y formas de arte y artículos de la fe
Si se hiciera el experimento imaginario de reducirse a
vivir puramente con lo que somos, como «nacionales», y en obra de mera fantasía
se extirpase al hombre medio francés todo lo que usa, piensa, siente, por
recepción de los otros países continentales, sentiría terror. Vería que no le
era posible vivir de ello sólo; que las cuatro quintas partes de su haber
íntimo son bienes mostrencos europeos
Sufre hoy el mundo una grave desmoralización, que entre
otros síntomas se manifiesta por una desaforada rebelión de las masas, y tiene
su origen en la desmoralización de Europa. Las causas de esta última son
muchas. Una de las principales, el desplazamiento del poder que antes ejercía
sobre el resto del mundo y sobre sí mismo nuestro continente. Europa no está
segura de mandar, ni el resto del mundo, de ser mandado. La soberanía histórica
se halla en dispersión
Ya no hay «plenitud de los tiempos», porque esto supone
un porvenir claro, prefijado, inequívoco, como era el del siglo XIX. Entonces
se creía saber lo que iba a pasar mañana
La actual es fruto de un interregno, de un vacío entre
dos organizaciones del mando histórico: la que fue, la que va a ser. Por eso es
esencialmente provisional. Y ni los hombres saben bien a qué instituciones de
verdad servir, ni las mujeres qué tipo de hombre prefieren de verdad
Pero todos estos nacionalismos son callejones sin salida.
Inténtese proyectarlos hacia el mañana, y se sentirá el tope. Por ahí no se
sale a ningún lado. El nacionalismo es siempre un impulso de dirección opuesta
al principio nacionalizador. Es exclusivista, mientras éste es inclusivista. En
épocas de consolidación tiene, sin embargo, un valor positivo y es una alta norma
Ahora, como antes, el contenido del credo comunista a la
rusa no interesa, no atrae, no dibuja un porvenir deseable a los europeos. Y no
por las razones triviales que sus apóstoles, tozudos, sordos y sin veracidad,
como todos los apóstoles, suelen verificar. Los «burgueses» de Occidente saben
muy bien que, aun sin comunismo, el hombre que vive exclusivamente de sus
rentas y que las transmite a sus hijos tiene los días contados
XV
SE DESEMBOCA EN
LA VERDADERA CUESTIÓN
Esta es la cuestión: Europa se ha quedado sin moral. No
es que el hombre-masa menosprecie una anticuada en beneficio de otra emergente,
sino que el centro de su régimen vital consiste precisamente en la aspiración a
vivir sin supeditarse a moral ninguna
Es indiferente que se enmascare de reaccionario o de
revolucionario: por activa o por pasiva, al cabo de unas u otras vueltas, su
estado de ánimo consistirá decisivamente en ignorar toda obligación y sentirse,
sin que él mismo sospeche por qué, sujeto de ilimitados derechos
Siempre el joven, como tal, se ha considerado eximido de hacer
o haber hecho ya hazañas. Siempre ha vivido de crédito. Esto se
halla en la naturaleza de lo humano
Por eso, no cabe ennoblecer la crisis presente mostrándola
como el conflicto entre dos morales o civilizaciones, la una caduca y la otra en
albor. El hombre-masa carece simplemente de moral, que es siempre, por esencia,
sentimiento de sumisión a algo, conciencia de servicio y obligación
Ahora recoge Europa las penosas consecuencias de su
conducta espiritual. Se ha embalado sin reservas por la pendiente de una
cultura magnífica, pero sin raíces
Cierto tipo de europeo, analizando sobre todo su
comportamiento frente a la civilización misma en que ha nacido
El hombre-masa está aún viviendo precisamente de lo que
niega y otros construyeron o acumularon. Por eso no convenía mezclar su
psicograma con la gran cuestión: ¿qué insuficiencias radicales padece la
cultura europea moderna? Porque es evidente que, en última instancia, de ellas
proviene esta forma humana ahora dominada
Resumen
La Europa del
siglo XIX se describió por ser la dominante y con el poder en el mundo. En ella
se crearon e inventaron nuevos bienes que ayudaban a la sociedad al desarrollo
y progreso material. A pesar de muchas guerras, Europa se convirtió en una
potencia económica enorme para el mundo tanto que dominaban casi todo el
comercio. Por ello nació el hombre masa, que es aquel que no valora de donde
provengan las cosas sino solo se hacen feliz con tan solo tenerlo. Por ello se
movieron los pequeños pueblos de lo rural a la ciudad ya que en el se encontraban
todas las cosas “que caían del cielo”. Europa formo la desmoralización colectiva,
y por ello, en el siglo XX, América empiezan a desarrollarse económicamente mucho
mas. Con ello viene la frase de “Europa se Americanizó” porque este perdió mucho
poder a pesar de tener el control de todo, las personas gustan más del
vanguardismo Americano. Ortega y Gasset hacen un gran trabajo al demostrar al
hombre masa de la actualidad al hombre masa del siglo pasado y del anterior, haciéndonos
ver que el hombre sea de la época que sea, siempre se va a regir por no tener
moral